lunes, 5 de marzo de 2012

El Periodismo según Kapuscinski


Ryszard Kapuscinski es un reputado corresponsal y escritor polaco, que se ha recorrido medio mundo contándonos qué sucede. Sus testimonios han aportado mucho al Periodismo, y en “Los cínicos no sirven para este oficio” explica claramente cómo es y tiene que ser un buen profesional de la información.

Para Kapuscinski, en este oficio hay tres normas importantes: exigencia (el verdadero periodista lo es las 24 horas del día), profundización de conocimientos de manera constante, y no considerar la profesión como un medio para hacerse rico.

El buen periodista es un historiador, porque estudia la historia a la vez que se está desarrollando, y en sus noticias aparecen el por qué ha sucedido un acontecimiento.

También tiene que ser una persona con conocimientos de psicología, y generar empatía con las fuentes a las que se tiene que dirigir, para poder comprenderlas.

Las fuentes de un buen periodista, en la práctica, son tres: la gente (lo que llama “los otros”), los documentos, y “la imponderabilia”. Este último término hace referencia al mundo que nos rodea: colores, temperaturas, atmósferas, climas, etc.

Uno de los grandes problemas para los periodistas es la lengua, ya que aunque se sepa el idioma del lugar al que se ha dirigido, uno nunca se va a poder expresar como en su lengua materna, lo que hace que se pierda precisión. Otras dificultades son también la falta de tiempo para conocer a las fuentes, así como la percepción que cada persona tiene sobre la historia.

La libertad del periodista está limitada por los intereses de la empresa en la que trabaje. Éstos tienen el poder de cambiar la historia, porque basta con poner en portada una noticia para darle más importancia u omitir un acontecimiento para que la gente crea que no ha sucedido.

El tiempo ha hecho que el Periodismo cambie su orientación. Mientras que a principios del siglo pasado la información se centraba en la búsqueda de la verdad o en la orientación ideológica, hoy en día lo más importante en la información es el espectáculo. Cuanto más espectacular es la información, más dinero se puede ganar con ella.

Algo curioso del polaco es que piensa que uno no puede ser corresponsal si cree en la objetividad de la información, pues el único informe posible, asegura, siempre resulta personal y provisional.

Para terminar, Kapuscinski considera que los jóvenes están bien informados, son mucho más inteligentes, mucho más capaces de expresarse y más ágiles intelectualmente que quienes los han precedido.

También el maestro avisa que, aunque el Periodismo esté atravesando una gran revolución electrónica y estos avances pueden ayudarnos, nunca van a ocupar nuestro trabajo.

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